Historia

Vista de uno de los corredores del Centro Patrimonial Recoleta Dominica

La orden de predicadores u orden dominicana fue fundada por Santo Domingo de Guzmán en el siglo XIII cuando el occidente cristiano se enfrentó a los cátaros en la cruzada albiginense. Hizo su entrada en América a comienzos del siglo XVI y rápidamente se convirtió en una orden misionera que ejerció una amplia y profunda labor intelectual y educativa en todo el continente.

Los primeros dominicos llegaron a Chile en 1552 con la misión de proteger a los pueblos aborígenes e instruirlos en la fe católica. Su primer convento se erigió en 1557 en la calle Santo Domingo, en el centro de Santiago.

En 1558, Rodrigo de Quiroga y su esposa Inés de Suárez donaron a la Orden una hacienda ubicada al norte de la ciudad, la que se extendía desde la actual calle Dominica, sobrepasando el Cerro Blanco y se prolongaba, hacia el este, hasta los faldeos del cerro San Cristóbal. Siglos más tarde, hacia 1753, fundaron allí un nuevo convento consagrado a la estricta observancia religiosa. De allí el nombre recoleta, que designa un lugar o casa particular en que se observa el recogimiento físico y espiritual.

Un siglo después reemplazaron el convento colonial por uno nuevo, cuya iglesia fue encargada al arquitecto italiano Eusebio Chelli. Él, inspirado en la basílica romana de San Pablo, concibió un templo de gran envergadura que demoró treinta años en construirse, siendo inaugurado en 1882. El claustro adyacente fue construido entre los años 1886 y 1888.

Este valioso conjunto fue declarado patrimonio nacional. Este espacio alberga hoy a diferentes organismos públicos dedicados al cuidado, preservación y difusión del patrimonio nacional.

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